Seguro que estos días muchos de ustedes se preguntarán ¿el paro sube o baja? Los de la famosa EPA, que a la mayoría de la gente le suena a un partido regionalista de las Urdes, dice que baja.Y los del INEM, que a la mayoría le suena por tener que hacer colas a sus puertas y pelearse para coger un puñetero numerito, dicen que sube. Total, que nadie se entera de si sube o baja y da la sensación de que en lugar de frente al paro, estamos frente a la puerta del ascensor en un edificio de oficinas. ¿Sube? No bajo. Si seguimos a este paso alguien va a ir a preguntárselo a Belén Esteban. Si no, al tiempo.
Y en ese jueguecito, y en otros para que no le hagamos mucho caso al asunto, nos tienen embobados y perdiendo el tiempo. Tiempo que precisamente no nos sobra si queremos enmendar el rumbo de una economía que va camino de convertirse en una reedición de Argentina. Pero como decía mi padre, cuando el diablo no tiene nada que hacer, con el rabo mata moscas. Así que mejor sería que dejásemos de hacer el imbécil y pusiéramos a las mejores mentes de la nación a trabajar para sacarnos del hoyo en el que estamos metidos.
Pero para salir de una situación, lo primero que hay que hacer es saber los datos exactos de ese punto de partida. Seguir engañándonos con falsas perspectivas, o con datos amañados para que no suenen tan mal en la opinión pública, no hace más que empeorar la situación. Y los datos del paro son una magnífica evidencia de la mediocridad de nuestra clase política. Una clase política que al mirar exclusivamente por sus intereses de partido y carecer de una visión de Estado, se empeñan en jugar con todos nosotros como si fuésemos niños de teta recién salidos del parvulario. Pero cuando una sociedad es mayorcita, y la española lo es, no necesita que nadie la tutele, la hurte el conocimiento de la realidad, la engañe o la distraiga con juegos malabares. Y conste que en este caso no estoy precisamente hablando sólo de quienes están en el gobierno, de los que opino que lo están haciendo horrorosamente mal, sino que tampoco los de la oposición están para echarse ninguna flor, que también están demostrando una incapacidad fuera de lo normal.
Nos merecemos un gobierno y una oposición que no nos mienta ni nos oculte la realidad. Porque recordemos que siendo Rodrigo Rato ministro de economía, en una de esas operaciones de márketing sin precedentes, se eliminaron de las listas del INEM a casi un millón de personas, en base a criterios tan subjetivos como no contabilizar a quienes estuviesen haciendo un curso de formación. Esos mismos absurdos criterios publicitarios los siguieron los socialistas, no se vayan a creer ustedes. No iban los señores Caldera o Corbacho a echarse a las espaldas el “marrón” de aumentar todavía más las listas del paro, con los desempleados invisibles y que sólo aparecen como bultos sospechosos en la dichosa EPA. No sólo no enmendaron eso, sino que nos vendieron la moto de que subían el salario mínimo interprofesional. Lo que no nos contaban era que se creaba otra nueva denominación, con exactamente el mismo importe del antiguo salario mínimo y que afectaba a casi las mismas cosas. Eso es hacer política social. Con un par.
Por esas y otras razones los de la EPA y los del INEM son incapaces de ponerse de acuerdo y decirnos si de verdad tenemos, cuatro, cinco o seis millones de parados. Por cierto, para que todos lo sepamos porque la culturilla general siempre viene bien, en los organismos internacionales de crédito – que a esos no les pueden ir con cuentos ni medias verdades- se calcula el desempleo de España sumando los afiliados a la Seguridad Social, más los menores de diecisiete años, más los pensionistas, más los mayores de 57 años, menos el total de los censados. ¿Saben cuánto da esa cifra? Echen cuentas, que seguro que además de sorprenderse se explican algunas de las críticas que nos vienen de nuestros vecinos del norte.
*César Román es el portavoz de la Asociación Profesional de Directores de Recursos Humanos.